El cineasta madrileño Paul Naschy, el especialista californiano Ray Harryhausen y el especialista en efectos especiales David Martí debatieron en una conferencia la inmortalidad del género fantástico y de terror, y enfrentaron sus posiciones sobre si mejor los efectos especiales tradicionales frente a las nuevas tecnologías.
Bajo el título,“Fantasia y terror”, rompió el hielo en la discusión Naschy, conocidos por sus películas, pero también por su historieta “El retorno del hombre lobo”, quien señaló que “la imaginación del ser humano es libre, y que mientras sea así siempre habrá algo que decir” en el genéro fantástico tanto en el cine como en cómic.
“El género fantástico es inmortal. Cada película tiene su época. Defiendo la postura de los adelantos técnicos, pero tiene que haber una labor artesanal”, concretó.Harryhausen, cuyos trabajos más recordados son “La tierra contra los platillos voladores”, “Los argonautas” y “Hace un millón de años”, también indicó que la tecnología digital y el uso del ordenador es válido, aunque prefiere los efectos en 3D tradicionales.
“Para mí, lo principal en las películas es que cuenten una historia, que haya una continuidad en el relato. No me importan los efectos especiales”, indicó el especialista, que fue el propulsor de la técnica conocida como “Dynamation”, en la que se proyectan animaciones en la pantalla frente a la que actúan los actores reales.Por su parte, David Martí, cuya compañía DDT logró un Oscar por los efectos de maquillaje que realizó en la película “El laberinto de fauno”, explicó que la tecnología digital en efectos especiales da más trabajo de lo que parece, pero que aún así está ganando terreno con rapidez.“Las historias son los más importantes. La tecnología es una herramienta para contarla.
Y la tendencia es creer que lo digital es lo mejor”, afirmó.Los ponentes abordaron también el tema de los “remake”en el cine, y mientras Harryhauser dijo que es muy raro que la nueva versión sea mejor que la primera, Naschy creen que están bien, pero no se puede abusar.
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